31 marzo 2008

Cuando éramos inmigrantes


Inmigrantes españoles en Montevideo



20/03/2008 - José Antonio Gurriarán

Sorprenden los 8.135 millones de euros, que, según un informe del Banco de España, enviaron el pasado año a sus países de origen los extranjeros residentes en España. Por su cuantío, por su crecimiento –un 19.5 % más que el 2006-, y por el hecho de que somos el tercer país del mundo en este tipo de remesas, superados solo por Estados Unidos y Arabia Saudita.

El “boom inmigrante” español se inicia en la década de los 90. Las remesas se disparan casi al mismo tiempo que la presencia de población extranjera procedente de Iberoamérica, Europa del Este, Europa Occidental y Norte de África: 360.655 en 1991, 1.370.657 diez años más tarde, 3.730.610 en el 2005 y 4.462. 568 el pasado año, según el Instituto Nacional de Estadística.

La ralentización económica, motivada por el alza de los precios petrolíferos, por errores del equipo económico-financiero de Bush, por el carácter cíclico que suelen tener las crisis y reactivaciones y por gastos que todos pagamos destinados a guerras injustas, podrían hacer mella en el crecimiento de esta inmigración que tantos beneficios trajo consigo y continuará trayendo.

Decía Miguel Sebastián que “más del 50 % del crecimiento económico, en los últimos cinco años, se los debemos a los inmigrantes.” Lamentablemente no todos coinciden con este reconocimiento del que fue director de la Oficina Económica del Presidente del gobierno, que, a su vez, coincide con análisis de los más prestigiosos observatorios económicos internacionales, desde el FMI a la Comisión Europea.

Consciente o inconscientemente algún partido político y algunas tertulias, sueltan la especie de que los inmigrantes acaparan puestos de trabajo y servicios que restan a los nacionales. Demagogia teñida de xenofobia que azuza inquinas, siembra dudas en ciertos sectores de la población y echa en olvido el fundamental aporte económico de la población extranjera a la Seguridad Social y su contribución desarrollo del país.

Y lo que supone mayor desagradecimiento, echa en olvido cuando nosotros éramos los emigrantes y labrábamos el futuro, precisamente, en muchos de los países de los que proceden los inmigrantes que hoy residen en España. Era el “boom emigrante” español, que no el “inmigrante”, que, durante más de medio siglo inundó América y Europa con millones de compatriotas que buscaban salida a sus crisis más allá de nuestras fronteras.

Un “boom” que, al contrario que hoy, llenó las arcas del Estado español con las remesas de los que tuvieron que emigrar en tres etapas diferentes: los que se fueron antes de la guerra civil, preferentemente, a Cuba, Argentina y Venezuela; los forzados al exilio por la contienda que se establecieron, en mayor número, en Francia, Méjico y también en Argentina; la gran oleada de los 60 y 70 que eligió como primeros destinos Alemania, Suiza, Inglaterra, Francia y Holanda. Sucedió cuando nosotros éramos los inmigrantes. Merece la pena recordarlo ahora.


Fuente: canalsur.es

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