27 diciembre 2007

EX PTE. SOCIEDAD ISLAS CANARIAS DE MONTEVIDEO

JOSÉ PADRÓN: "La mayor aportación de los canarios a Uruguay fue la honestidad"

Nació en Mácher (Lanzarote, 1942) y emigró con su madre a Uruguay hace cincuenta años. Presidió en dos ocasiones la Sociedad Islas Canarias de Montevideo (1982 y 2002). Ha vuelto para esparcir las cenizas de su madre. Foto: Javier Fuentes
SAÚL GARCÍA - ARRECIFE

—La huella de los canarios se marcó de tal manera que no se sabe bien qué viene de origen canario y qué de Uruguay...

—Justamente, porque el canario se integró totalmente. Fue al campo a trabajar y se quedó allí. Pasaron desapercibidos en ese sentido. Eso ha hecho que haya muchos descendientes, pero no se nota tanto.

—¿Qué papel jugó la Sociedad Islas Canarias de Montevideo, que fundó un majorero, en la cohesión de los emigrantes canarios en la capital?

— Sí, la fundó Francisco Morales. La Sociedad nace con la idea de agruparse, de sentir que no están tan lejos de su tierra, lo mismo que hacen los uruguayos ahora aquí, y también para dar ese apoyo a la gente que a veces se encontraba medio perdida.

—En otros países este tipo de sociedades sirven al menos para que las nuevas generaciones aprendan el idioma materno. En Uruguay no hacía falta, pero ayudaría que se mantuvieran algunas expresiones del habla canaria o algunas costumbres...

— El canario ha dejado bien marcada su cultura. La isa canaria es muy parecida al pericón nacional. La influencia en América ha sido muy importante. Incluso hay un Hospital, que fundó Alfonso Spínola, un médico de Lanzarote, especialista en epidemias, que se le recuerda con mucho cariño.


—¿Y algún político relevante descendiente de canarios?

—Ha habido políticos descendientes de canarios, como los Herrera. Incluso en los 33 orientales, en la lucha por la liberación del Uruguay, hubo dos canarios... Artigas era nieto de una lagunera como dicen ‘Los Sabandeños´.

—¿Cuál cree que ha sido la mayor aportación de los canarios en Uruguay?

— La honestidad. El canario está catalogado como un tipo trabajador. Unos triunfan, otros no, económicamente, pero lo más importante que ha dejado el canario es la integridad y la honestidad. Una vez mi hermana me mandó a pedir una certificación de defunción. Fui averiguando, tocando puertas a ver dónde podía estar el señor, hasta que encontré datos y di con un señor que se dedicaba al tema del tabaco que había trabajado con él y me dijo: “sí, Antonio Díaz, un hombre sensacional, el mejor plantador de ajos de acá”. Todos a los que toqué en la puerta me dijeron que era un hombre sensacional como trabajador, como persona íntegra. Yo creo que amén de otras cosas que hayan aportado, creo que los canarios aportaron mucho en ese sentido.

—¿El uruguayo asocia al canario con la honestidad?

—Totalmente.

—Cuando usted salió de Canarias, el Archipiélago era una tierra de emigrantes y ahora, cincuenta años después, es una tierra que recibe emigrantes. ¿Cómo ve este cambio?

— Es un asunto muy difícil. Canarias, como toda España, siempre ha sido un país de emigrantes. A España se le achaca que no puede nunca rechazar inmigrantes porque se dice que a los españoles no se les ha rechazado cuando han ido a trabajar a otros lugares. Yo creo, de todas formas, por el bien del emigrante y por el bien del país, que tendría que ser controlada esa emigración, porque si no, aparecen dos problemas, uno para las islas y otro para ese individuo que viene escapado, intentando mejorar su situación, que no se le puede negar que mejore su situación, pero aún así tendría que ser controlado.

—¿No hay un doble discurso cuando se da por supuesto que el canario iba a trabajar honradamente y en cambio otros pueblos son sospechosos de no venir a trabajar?

— Nadie queremos salir de nuestra tierra y eso se siente muchísimo de por vida. El ser humano tiene eso de querer superarse, superar su situación y eso es lo lógico. Por eso la gente emigra. Me refiero a la gente que no tiene posibilidades y no está preparada. Es un hombre que no llega a integrarse al medio y es él quien va a pasar las dificultades. Puede acabar en las casas de ayuda, y no es eso lo que desearía nadie, tener que recibir limosna. Es un asunto muy difícil.

Fuente: laprovincia.es

Comentario:
¡¡me tengo que morder la lengua!!.....y ¡¡sacar los dedos del teclado!!

Se me ha caído un ídolo.

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