Al golpito mi niño, al golpito.
Hace un tiempo un camión de gran tamaño, entrega materiales a una obra en la calle Franco. Es así que, por las mañanas mientras estoy tomando unos mates o leche con gofio, lo veo pasar a mucha prisa por la calle Fajardo. Se ve que al chofer le gusta el Rally urbano, por que siempre anda apurado, pero como la prisa es enemiga de la precisión, cada vez que va hacer el viraje hacia la calle Franco le pega un golpecito a una farola. Y poquito a poquito se la va cargando. Lo bueno es que esa farolita cumplía su cometido y proveía de luz a los ciudadanos y como esa farolita fue comprada con el dinero de todos los contribuyente, mañana cuando pase de nuevo el camión le dejare un cartelito colgando de la farola que dirá: “Al golpito mi niño, al golpito”.
Fotos: José Morales
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