28 febrero 2010



URUGUAYOS EN CANARIAS

Enyesque de tollos y folías, asado de tira y vidalita




José de León Hernández y compañía. Fotos: Juan Carlos Castro.
RAÚL GIL. - Mientras unos sacaban los timples y las guitarras de sus fundas, otros destapaban los calderos o los tupper para invitar al vecino a comer lo que habían cocinado esa mañana. El enyesque popular con el que se puso fin a los tres días grandes con los que se celebró el 127º aniversario de La Isleta sirvió de convivencia y llamada de atención para las instituciones.

De La Isleta al Refugio, y al Muelle Grande, al Muelle Grande..." Mientras Meli toca la guitarra, Dolores Rojas, Rojita, sirve a sus vecinos de barrio los tollos que hizo por la mañana. "Yo los hago con tomate, cebolla, pimiento, un majado de perejil y vino blanco, y luego le echo los tollos encima y se quedan riquísimos. Pruebe, pruebe".

Ésta es una de las escenas que pudieron vivirse ayer en la plaza del Pueblo durante la celebración del enyesque popular con parrandas familiares que la comisión organizadora del Día de La Isleta ideó para poner punto y final al fin de semana grande de esta nueva festividad del peculiar barrio porteño. Una hora antes del enyesque la Banda Municipal ofreció un recital de música clásica como parte de los actos de esta festividad laica por los 127 años de La Isleta. "Está muy bien que venga la Banda Municipal y dé un concierto, pero esto no puede ser flor de un día, como un volador que explota y ya está, y que el resto del año no se haga nada", comenta Francisco Villanueva, del comité organizador, "el Ayuntamiento y otras instituciones tienen mucho que hacer por el barrio, que no se dejen ver sólo 15 días y ya está, hay que buscar que la gente participe más en la vida cultural, deportiva y social de su barrio".

Detrás de Francisco, unas vecinas destapan un tupper con croquetas caseras de atún. "Están un poco frías pero muy buenas". "Pues yo traje un queque", asegura la vecina sentada a su lado, que además ha traído un bingo para echarse una partida de sobremesa con las comadres.

"Claro que es distinto ser de La Isleta de que de cualquier otro barrio", dice Carmen Perdomo, "yo nací en la calle Bentagache, ahí me casé y ahí sigo con mis nietos, todos isleteros como yo". "Ser de La Isleta es diferente, aquí sales a la calle y te encuentras al vecino y te paras a hablar con él, y si vas por otra calle de la ciudad verás cómo todo el mundo va corriendo a todos lados", añade Meli Verano.



Fuente: laprovincia.es

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