07 mayo 2008

Editorial

La otra cara del CIE


5 de mayo de 2008


Cuando las instituciones lanzaroteñas y los partidos políticos se dejaron arrastrar por la presión popular y respaldaron a los vecinos de Güime en su negativa a que el Centro de Internamiento de Extranjeros se construyera en esa localidad, lo que hicieron fue activar una bomba de relojería. Porque ahora, los que en su día dijeron No al Polvorín, será difícil que expliquen por qué Sí a Tahíche. De hecho, y más allá de si las protestas vecinales están politizadas, como sostienen desde el PIL, lo cierto es que tanto derecho tienen a protestar los vecinos de Teguise como los de San Bartolomé.

Sin duda la celeridad del Cabildo y el Ayuntamiento de La Villa en dar a conocer el acuerdo cuando ya estaban cerrados todos los cabos y en publicar en el Boletín Oficial la cesión de esos terrenos al Gobierno central no parece casual en este tema. Y es que probablemente, sabían o imaginaban que se podía fraguar un nuevo movimiento de rechazo, y pudieron optar por actuar con rapidez, para evitar que este tema se siguiera alargando durante más años. Porque si algo no es esta polémica es nueva. Ahora, habrá que ver si definitivamente el Cabildo y el Ayuntamiento deciden seguir adelante con el tema y aguantar el chaparrón, pero desde luego ni las asociaciones vecinales de Tahíche y Costa Teguise ni los partidos de la oposición se lo van a poner fácil.

Y mientras tanto, se está perdiendo de vista la verdadera esencia del tema. Se está hablando de un Centro de Internamiento de Extranjeros como si fuera un lugar de confinamiento de leprosos o de apestados que nadie quiere cerca o, en la orilla contraria, como si fuera un “regalo” para los inmigrantes. De hecho, en la edición digital de La Voz de Lanzarote se han recibido varios foros de lectores que critican la instalación de este Centro alegando que “todo es para los de fuera” y que lo que deberían construir, por ejemplo, son colegios o parques públicos para los vecinos de la isla.

Y aunque es cierto que Lanzarote sigue adoleciendo de muchas infraestructuras en las que se debería invertir, resulta grotesco hablar de un Centro de Internamiento de Extranjeros como si fuera un hotel de 5 estrellas que se pone a disposición de los que llegan en patera.

Curiosamente, y enfrascados durante años en la oposición a la construcción del CIE, que va saltando de un lugar a otro como una pelota incómoda, parece que Lanzarote ha estado ajena a las críticas que en España e incluso en Europa se están lanzando contra este tipo de centros. Y no precisamente porque molesten a los lugareños, sino porque violan los derechos de los inmigrantes, que en definitiva son privados de su libertad sin haber cometido ningún delito, ya que en todo caso se trata de faltas administrativas. Y sobre todo, por las condiciones en las que se encuentran.

Sin ir más lejos, recientemente la Fiscalía General del Estado recibió una denuncia del Sindicato Obrero Inmigrante en la que piden que se investiguen las condiciones del CIE de Fuerteventura, así como que se deje a entrar en éste y en los otros dos centros de internamiento de Canarias a los medios de comunicación y organizaciones sociales. La misma reivindicación que días después llegaba a Lanzarote, en una rueda de prensa en la que catorce asociaciones de la Isla se unieron a otras seis del resto del archipiélago para protestar por la situación de los Centros de Internamiento de Extranjeros donde, entre otras cosas, denuncian que el derecho a la comunicación que otorga la Ley de Extranjería es violado continuamente, ya que no pueden recibir llamadas, no tienen acceso a radios, televisiones ni periódicos y, además, en muchos casos se encuentran con que no hay asistencia lingüística ni intérpretes que conozcan su idioma.

Incluso, un informe elaborado por la investigadora Sara Prestianni para el Parlamento Europeo llega a afirmar que existen “cuatro duchas y dos inodoros” para más de 300 personas y que las condiciones higiénicas y sanitarias “son muy deficientes”. En resumen, una imagen que debería llevar a la reflexión, más allá de las posturas viscerales, de la demagogia o del oportunismo. Y si tiene que haber un debate sobre la conveniencia o no de instalar el CIE en Lanzarote, adelante, pero que no se pierda de vista de qué se está hablando.


Fuente: lavozdelanzarote.com

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