Llamadas
Atlántida.
En el imaginario global hace referencia al presunto continente sumergido-desaparecido, que se ubicaría no muy lejos de las islas canarias.
A los uruguayos nos lleva a una ciudad balnearia de la costa de Canelones, casualmente nuestra “provincia” canaria. Está más o menos en el medio de todas las playas que van desde la capital hasta Punta del Este el balneario “glamouroso”.
Atlántida es un balneario de clase media alta para abajo.
Canelones tiene muchos pueblos que también hacen verano en esos balnearios. Los domingos y feriados esas playas se “popularizan”, con todo derecho, claro.
El carnaval empezó siendo montevideano, pero con el correr del tiempo se ha ido “adentrando” en el interior del país.
Este lunes 4 de febrero, fue la noche de “Llamadas en Atlántida”, desfilaron con gran dignidad y acierto cerca de 15 comparsas.
Sus integrantes son en casi su totalidad vecinos de esos pueblos humildes, que preparan esa noche desde setiembre u octubre del año anterior.
Las comparsas uruguayas son conjuntos de negros y “lubolos”.
En el Montevideo antiguo, “lubolo” quería decir “blanco pintado de negro”. Esas comparsas son verdaderos crisoles de razas (o mejor dicho, de etnias), donde cada año en carnaval los negros y lubolos dan rienda suelta al CANDOMBE.
Este ritmo es en la actualidad típico de todo el Uruguay.
Un detalle no menor, es que cada comparsa lleva adelante un conjunto de niños entre 5 y 12 años que abren la marcha. Allí van asimilando en la práctica los bailes, cantos y toques, para cuando grandes, puedan ocupar lugares de mayor destaque en la comparsa. Es el incesante recambio generacional que mantiene viva esta forma de expresión cultural.
Vaya esto como “previa” del gran espectáculo de Llamadas que Montevideo vivirá las noches del 8 y 9 de este mes, con más de 40 comparsas.
Desfile que como siempre se realiza por las calles Ansina y Cuareim, cuyas paredes “devuelven” el tronar de los tambores.
Alguien dijo: “Cuando el sonido de las lonjas te pega en el estómago, es porque has quedado atrapado de por vida, con ese ritmo” acompañamos con algunas fotos caseras del evento en Atlántida.
Colaboración de Luis Fernández.
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