22 enero 2008

La otra orilla

El caso de Mamma

«Mamma es la hija de Canarias. La inquietud sobrevuela este caso. La ley exige que sea repatriada. Si nos creemos humanos, debe quedarse en su nueva casa: aquí»

Foto: EFE
Juan Manuel Pardellas Santa Cruz de Tenerife

Salvamento Marítimo rescató un cayuco hace diez días. Fue una operación rutinaria, si por rutina se entiende navegar a toda máquina, detectar la embarcación, abarloar ambas naves hasta que queden paralelas, calmar a los ocupantes para que no se desestabilicen y caigan al mar, lanzarles cabos, fijar la madera al acero e izar uno a uno, mientras soplan vientos de 30 kilómetros y baten olas de casi dos metros. 88 más salvados de la fosa atlántica en la que se ha convertido el mar que ha separado durante siglos Canarias de África. Esa noche, la tripulación de la naranja mecánica se topa con varias sorpresas. El recuento final revela que los tres últimos jóvenes no estaban ni durmiendo, ni desmayados, sino muertos. Entre los supervivientes aparece una pequeña de pocos meses, envuelta en una túnica blanca. Apenas dos semanas después de Navidad, podría pasar por un ángel que alguien olvidó recoger de un belén. El cayuco se hunde, mientras Salvamento enfila a Los Cristianos, recordando qué hubiera ocurrido de no haberlos localizado. Vienen en mitad de la noche fría, en silencio, acunados por las olas y el repique de la sala de máquinas. Al amanecer, descienden al muelle. Uno aúlla como un perro. Su rodilla está destrozada. El impacto de los tres muertos perfora el alma del equipo de Cruz Roja, los primeros brazos amigos que, tumbando toda la miseria de nuestros políticos, han abrazado, consolado y abrigado a los miles de africanos que han tenido la suerte de pisar alguna de nuestras islas. La pequeña está erguida, sus piececitos desnudos. Al salir del hospital de campaña, ríe mucho, parece una niña del Bronx, con sudadera, vaqueros, calcetines y deportivas rosas y un enorme oso blanco al que se aferra tanto como a los brazos de su salvadora. Es entonces cuando sabemos que se llama Mamma, que tiene apenas dos años y que su madre está con ella. Ella decide que ambas vivan en el centro de internamiento de extranjeros y no en un piso tutelado, aún no se sabe si es porque no ha entendido bien o porque en el centro también está alguien más del clan. Mamma es la hija de Canarias. Varias parejas se han acercado a Hoya Fría con juguetes y ropa para la pequeña. La inquietud sobrevuela este caso. La ley exige que sea repatriada. Si nos creemos humanos, Mamma debe quedarse en su nueva casa: aquí.

Fuente: canarias7.es

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