02 diciembre 2008

- La piqueta fatal del progreso -

A 30 años del desalojo del Conventillo Medio Mundo


Hasta diciembre de 1978, el conventillo de Medio Mundo —ubicado en la calle Cuareim 1080, en pleno barrio Sur de Montevideo— fue uno de los núcleos más importantes de la cultura afro uruguaya.

El escaso valor residencial del barrio como consecuencia de su permanente exposición a los fríos vientos del Atlántico, hizo que la zona fuera principalmente poblada por uno de los sectores de más bajos recursos: los esclavos libertos. Otro importante punto de concentración cultural similar fue el conventillo "Reus al Sur" de la calle Ansina, en el barrio Palermo.

En estos barrios vivieron principalmente los descendientes de aquellos africanos traídos como esclavos al Río de la Plata, y que a lo largo del siglo XIX fueron obteniendo una endeble y precaria libertad, resignificando el acervo cultural de sus ancestros en la nueva realidad americana que vivían.En los conventillos se hacinaban en baratas piezas de alquiler, formando panales humanos, compartiendo prácticas y realidades comunes que les permitieron convertirse, pese a las desfavorables condiciones, en importantes actores sociales y activos protagonistas de la historia, capaces de crear cultura y dejar un importante legado que aún perdura.

Ese concentrado aglutinamiento de una población con fuertes raíces, con historia y tradiciones similares, y con necesidades y penurias comunes, acabó transformando a los conventillos de Ansina y Cuareim en los principales centros de irradiación cultural afro uruguaya, donde la negritud —caracterizada esencialmente por la música de tambores— latía con incontenible fuerza. Allí nacieron las principales modalidades del candombe existentes en el Río de la Plata, que constituyen actualmente las más representativas, tanto en su práctica cotidiana como en el Carnaval y las Llamadas.

Estos importantes centros donde se mantenía enérgicamente viva la identidad, la memoria y las raíces, se convirtieron en una seria amenaza para la historia oficial, esa malhumorada señora a quien no le gusta discutir con la realidad.

En diciembre de 1978 y enero de 1979, los conventillos de Cuareim y Ansina, respectivamente, fueron demolidos por el gobierno de facto, alérgico a toda manifestación popular. El Gobierno sostenía que los negros y sus tambores empobrecían la ciudad, y que no podían vivir en el centro de Montevideo porque perjudicaban su particular atractivo turístico e inmobiliario. Los militares desalojaron forzosamente a los vecinos y derribaron las edificaciones para que sus habitantes no pudieran volver. Trece años atrás, en 1965, también había sido desalojado el conventillo de la calle Gaboto, en Cordón Norte, otro importante punto de efusión cultural afro uruguaya, que luego fue utilizado como cuartel de policía.

Luego de su demolición, el lugar donde estuvo el conventillo de la calle Ansina fue utilizado como playa de estacionamiento, mientras que el terreno de la calle Cuareim permaneció baldío. Actualmente, en el mismo terreno donde estuvo el conventillo Medio Mundo se está construyendo un edificio con capacidad para 44 departamentos. Curiosamente, la obra va a mantener algunos detalles estéticos que tenía el conventillo y el patio conservará el mismo aljibe. Pero los antiguos vecinos, pequeño detalle, no podrán volver desde las periferias a las que fueron expulsados.

La dictadura se llevó el vecindario. Pero no se ha podido llevar el candombe. En Montevideo, el candombe sigue convocando a los tambores. Los tambores siguen convocando al candombe y congregando gente. Los murales pintan la historia y revitalizan los barrios. Las expresiones populares que latían en los conventillos siguen poblando los rincones y las calles de la ciudad, y ya no se restringen a un color de piel determinado sino que pertenecen a todo el pueblo, como un ejercicio de resistencia que no ha podido ser erradicado.

Los conventillos pueden haber sido demolidos, pero más allá de las paredes que hoy ya no están, Ansina y Cuareim constituyen en la actualidad el escenario más concreto de práctica y reivindicación de la negritud uruguaya. A partir de la demolición física de aquellos bastiones culturales, Ansina y Cuareim se han convertido en un patrimonio intangible que ningún poder de turno podrá arrancar ni prohibir. El candombe representa hoy una importante manifestación de identidad, memoria y resistencia, y se enarbola como un valioso ejercicio de afirmación y construcción comunitaria. Luego de casi 30 años del derrumbe de los conventillos, el Gobierno terminó asumiendo la decisiva contribución de los afros uruguayos a la identidad nacional y declaró el día 3 de diciembre como Día Nacional del Candombe, fecha en que se demolió la histórica edificación de Medio Mundo.

Fuente: Latitud Barrilete

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