URUGUAYOS EN LANZAROTE

SAGRARIO DE LEÓN CRUZ: "Los inmigrantes irregulares no son ni delincuentes ni terroristas"

La responsable de la Brigada de Extranjería asegura que los subsaharianos saben ya que Canarias no es El Dorado. Foto: Juan Santana

Sagrario de León es una de las ocho comisarias que hay en todo el Cuerpo Nacional de Policía. Desde diciembre de 2006 lleva la Brigada de Extranjería de Canarias. Con anterioridad ocupó las jefaturas de los departamentos ligados al Menor y a la Mujer. No se explica el por qué de tanto secuestro y atropello a los niños y pide a las víctimas del machismo que denuncien los malos tratos.

NATALIA VAQUERO. -

- ¿Se puede cantar ya victoria en la lucha contra la inmigración irregular o tenemos que estar preparados para una eventual nueva oleada de cayucos?

- Eso de cantar victoria en una lucha como esta es una utopía. Tenemos que tener en cuenta que la gente que emigra en esas condiciones tan peligrosas viven en países muy limitados, con problemas internos y éste es uno añadido. Será imposible frenar del todo la llegada de cayucos y pateras a Canarias, pero no creo que se repitan los niveles que se registraron en 2006. Eso significaría que hemos vuelto al origen del problema y que la política de colaboración ha fracasado. Además, cada vez son menos lo que quieren emigrar desde África porque han visto que la gran mayoría que llega es devuelta a sus países. El africano es muy orgulloso y la vuelta para él es una derrota difícil de asumir ante sus familiares y vecinos. La inmigración va a existir siempre y es además un hecho muy fluctuante. Si tapas una zona para que no salgan barquillas, pronto se trasladarán las mafias a otro punto para favorecer las salidas.

- ¿Están funcionando los convenios de repatriación firmados con los gobiernos emisores de inmigrantes?

- En general sí, pero hay que recordar que África es un espacio inmenso. No podemos parar la inmigración a cualquier precio porque existe un drama humano del que no nos podemos abstraer. Cuando encontramos un cayuco a la deriva, tenemos la obligación moral de remolcar a sus ocupantes hasta Canarias. Los que viajan en cayucos son personas, no delincuentes, ni terroristas.

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