24 febrero 2008

Uruguay dio amparo a nigeriano que iba a ser deportado



Gabriel Monteagudo – COLONIA

El nigeriano que iba a ser deportado tras no recibir asilo como refugiado en Uruguay, finalmente fue aceptado por las autoridades de nuestro país y no viajó de vuelta a Nigeria. En el medio, amenazó con tirarse de un sexto piso y dijo que los nervios "lo traicionaron" a la hora de declarar. Lo querían incorporar al ejército para pelear en las luchas de guerrillas que desangran Nigeria, por eso huyó con los demás. A Uruguay llegaron cinco como polizontes pero otros cinco habían sido descubiertos antes de levar anclas y fueron bajados antes de zarpar. En Nueva Palmira se comentó que habían sido muertos y tirados al mar durante la travesía.

En efecto, LA REPUBLICA, al igual que los demás medios nacionales, informó que, uno de los cinco nigerianos encontrados el pasado 15 de febrero escondidos en la caja del timón del barco mercante Kavo Alexandro II, que llegó al puerto de Nueva Palmira para cargar trigo con destino a Mozambique, iba a ser enviado a Nigeria ya que no había llenado los requisitos para configurar la calidad de refugiado. Sin embargo, la historia tendría, días más tarde, una nueva vuelta de tuerca.

Andrew Okere de 19 años, había declarado ante las autoridades de migraciones que su salida de Nigeria se debió a "razones económicas" y por eso, la Dirección Nacional de Migraciones y la Comisión de Refugiados que funciona en la órbita de la cancillería uruguaya, decidieron no acogerlo en nuestro país.

Para eso se habló con la empresa armadora del Kavo Alexandro II y ésta, para no tener que correr riesgos llevando a bordo a una persona que no integra la tripulación durante el largo viaje hasta Nigeria, decidió pagarle un boleto de avión. Esta semana Okere recibió el pasaje de avión que lo devolvería a Nigeria. Al enterarse que sería devuelto a su país, de acuerdo a la información que pudo recoger LA REPUBLICA, Andrew Okere entró en estado de pánico, enloqueció de nervios y se colgó de la ventana del edificio en el que se encontraba alojado. Dijo que si lo subían al avión para su país, se quitaba la vida.

En un mal inglés, logró volver a comunicarse con las autoridades uruguayas y señalar que, al igual que los demás, había salido de su país para evitar los intentos de las fuerzas militares de su gobierno, que los incorporan a la lucha de guerrillas que se viven en su país. Además, contó que había utilizado una canoa para llegar al barco y esconderse en la caja del timón, bajo la línea de flotación, dónde estuvo varios días, desde antes que el barco saliera del puerto de Lagos en Nigeria. Desesperados por el frío y el hambre, 8 días después, comenzaron a golpear las paredes del diminuto habitáculo hasta que fueron escuchados por la tripulación.

Finalmente, ya más calmado y tras declarar otra vez durante varias horas, se sumó a los cuatro compañeros de desventura y logró el asilo en nuestro país.

Fuente: la republica.com.uy

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