10 febrero 2008

Los inmigrantes entran en la campaña

Extranjeros durante el proceso de regularización. Foto: LP/DLP


El PP lanza su primera gran ofensiva electoral al abrir el debate de la integración de los extranjeros.
Mientras Rajoy endurece su discurso, el PSOE propone retener por más tiempo a los irregulares.


JOAQUÍN ANASTASIO - MADRID.
La política de inmigración ha terminado por entrar en campaña. La propuesta de Mariano Rajoy de obligar a los inmigrantes a firmar un contrato de integración si quieren permanecer legalmente en España ha sido descalificada por los socialistas y pone de manifiesto que ambos partidos abordan la inmigración desde posiciones distintas. Sus propuestas electorales concretas no eran hasta esta campaña esencialmente contradictorias, pero mientras el PP insiste en sus clásicas posiciones de mirar la inmigración como "un problema para los españoles", el PSOE adopta una posición bastante más matizada.La propuesta de Rajoy y el conjunto de medidas incluidas por el PP en su programa electoral desvelan por otro lado que la única razón por la que este partido se negó a cerrar un acuerdo en el Congreso con el resto de fuerzas políticas sobre esta materia en diciembre no era otra que la electoral. Rajoy tenía ya en la recámara su idea del contrato de integración para inmigrantes y la de crear un visado por puntos para extranjeros, que, hábilmente combinado con elementos como el incremento del paro o la inseguridad ciudadana en algunos barrios, puede darle beneficios electorales.

El PSOE se ha apresurado a señalar que, en realidad, la idea de Rajoy no contiene medidas de efectos reales sobre la política de inmigración y que es "superflua" respecto a lo ya contemplado en la legislación vigente, desde la de Extranjería hasta el Código Penal. Para los socialistas y la mayoría de las demás fuerzas políticas, así como para sindicatos y colectivos de inmigrantes, lo que de verdad contiene la propuesta es un "discurso xenófobo" con alguna que otra propuesta de dudosa constitucionalidad. De hecho, el PP y el PSOE habían casi cerrado en los días previos a la convocatoria de elecciones un texto sobre política de inmigración que demostraba una total sintonía.

Ese principio de acuerdo, adoptado en la subcomisión parlamentaria que durante meses trabajó en el Congreso, estaba avalado en más de un 90 % por los otros grupos parlamentarios. Pero el PP aprovechó algunas discrepancias con IU y ERC para negarse a cerrar el texto alegando que, si no era por consenso total, no habría acuerdo. Uno de los objetivos de aquel intento era sacar el fenómeno de la inmigración del debate electoral. Ya por entonces, IU y PSOE advirtieron que el PP se proponía hacer campaña a costa de ello.

Sin embargo, PP y PSOE casi iban de la mano en esa subcomisión, lo que podía hacer presagiar que sus propuestas electorales no serían muy distintas.

Los socialistas sólo se resistieron a suscribir que se prohibieran por ley nuevas regularizaciones masivas, una de las propuestas estrella de Rajoy ahora, porque lo consideraban una referencia directa e implícitamente crítica con la que hizo el Gobierno en 2005. En el programa socialista no se explicita nada en ese sentido pero menciona diversas medidas cuyo objetivo es precisamente evitar la permanencia ilegal de extranjeros. Entre ellas, el endurecimiento de las penas para las mafias y los empresarios que contratan a sin papeles.Una de las cuestiones que socialistas y populares pactaron también era la de propiciar cambios en la Ley de Extranjería que permitieran ampliar el plazo de retención de los inmigrantes irregulares para facilitar su repatriación. Ahora, ambos partidos incorporan la propuesta a sus respectivos programas, aunque no se concreta el plazo en que se incrementarían los actuales 40 días de retención.

Fuente: laprovincia.es

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