16 enero 2008

Inmigración Africana, muros en el mar

Por Augusto Zamora R. Profesor de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid. Ha sido abogado nicaragüense ante la Corte Internacional de Justicia entre 1983 y 2001.

El gobierno "socialista" de España, ante la avalancha de inmigrantes ilegales en las islas Canarias, decidió implementar un plan urgente bautizado como Plan África.

Consiste en abrir nuevas embajadas, aumentar el número de agentes de información y aplicar medios navales y satélites a la vigilancia de las zonas de partida de los emigrantes en las costas africanas, así como firmar acuerdos de repatriación con los países emisores.

A la emigración la mueve el hambre

El plan aspira a crear un singular muro marino que corte el aluvión de los desamparados entre los desamparados del mundo. El plan, tan urgente como inútil, tendrá un destino similar al de las medidas aprobadas por Estados Unidos, es decir, aumentará los beneficios de las mafias y el número de muertos, al obligarles a buscar vías más costosas e inseguras.

Porque a la emigración la mueve el hambre y contra eso, no hay murallas que sirvan.

Como ha indicado el último informe de Naciones Unidas, en 2005 hubo 191 millones de emigrantes en el mundo, por 155 millones en 1990.

Medidas más urgentes y consistentes

El fenómeno, pues, tiene alcance mundial y requiere medidas proporcionales para hallarle solución. Con todo, es el África subsahariana la que necesita de medidas más urgentes y consistentes que el improvisado Plan África. Requiere un plan para esa región que reduzca los niveles de miseria de sus habitantes, sobre todo los jóvenes, y ofrezca alternativas de vida viables a la desesperada emigración hacia una Europa que no los quiere. Ignorar esta realidad es practicar el autismo y querer tapar el sol con un dedo.

Los números de la tragedia

En África subsahariana, según Naciones Unidas, muere un promedio de 300 niños de cada mil. En catorce de sus países la mortalidad infantil es hoy mayor que en 1990. Una niña que nazca en Japón este día tendrá una esperanza de vida de 85 años por 36 en Sierra Leona.

Según el último informe de la Organización Mundial del Trabajo (OIT), Oriente Medio y África tienen los dos mayores índices de desempleo del mundo. El número de trabajadores en condiciones de pobreza disminuyó mundialmente, con excepción del África negra, donde aumentó en 2,5 millones de personas. La mitad de los africanos (350 millones de seres) vive en la extrema pobreza. Aunque tiene el 11 por ciento de la población mundial, África subsahariana participa en el 1 por ciento de la riqueza del planeta.

Sin agua

El desastre medioambiental y el crecimiento de la población agudizan año con año el problema.

El segundo informe de Naciones Unidas sobre Desarrollo de Recursos Hídricos señala que el África subsahariana sólo aprovecha el 3,8 por ciento del agua dulce que posee y la mala gestión del recurso ha provocado desastres como el del lago Chad, que ha perdido el 90 por ciento de su área. África explota el 7 por ciento de sus recursos hídricos por un 75 por ciento Europa.

Cifras engañosas

EL FMI ha dado buenas noticias, indicando que la economía del continente africano crecerá un 5,3 por ciento en 2006. La cifra, sin embargo, es engañosa, pues sale de combinar el crecimiento de los países exportadores de petróleo, como Angola (que crecerá un 26 por ciento por ciento) con el de países de crecimiento negativo o crecimiento cero, como Níger.

Y para que la pobreza se reduzca a la mitad en 2015 es preciso que todas las economías africanas crezcan un 7 por ciento anual, algo que alcanzarán apenas cinco países.

La responsabilidad de Europa

España, ciertamente, no puede sola con el drama de la emigración ilegal, ni tiene en sus manos la posibilidad de resolverlo. Lo que sí puede hacer es impulsar, dentro de la UE, un plan para África que ataque la raíz del problema. No buscando soluciones con un imposible muro en el mar, sino promoviendo un vasto plan de inversiones y desarrollo para el continente más castigado por el colonialismo europeo.

Porque gran parte de los males que afligen a África tiene su origen en el expolio y las arbitrariedades perpetradas por las grandes potencias europeas en el pasado y aún en el presente.

Justo será que reparen ahora, aunque sea en parte, el daño causado. De otra forma, la marea continuará y los bárbaros volverán a derribar las murallas de esta nueva Roma.

Fuente: larepublica.com.uy

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