13 septiembre 2007

ANTES QUE NADA UN SALUDO ENORME A LOS COMPAÑEROS DE LA COM DE REF AGRARIA DEL PIT CNT , EN ESPECIAL AL FIGARO POR SEGUIR EN LA HUELLA ,UN ABRAZO
MIGUEL PUIG
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“ ARDIENTE COMO NAVAJA ES LA CONSIGNA ARTIGUISTA
BARRER AL LATIFUNDISTA LA TIERRA ES PA EL QUE LA TRABAJA "

ANIBAL SAMPAYO


EL ABAJO QUE SE MUEVE: "La última advertencia"(La Diaria, 10/09/07)

OCUPACIÓN "SIMBÓLICA" DE UNA ESTANCIA EN TACUAREMBÓ DE 2.000 HECTÁREAS

“Abajo el latifundio. Tierra pa’l que la trabaja”, gritó ayer al mediodía uno de los integrantes del Movimiento 10 de Setiembre de 1815 y se mandó sin más vueltas para el otro lado de la portera de entrada de la estancia La Lata, ubicada a unos 18 kilómetros al oeste de la ciudad de Tacuarembó y perteneciente al Instituto Nacional de Colonización (INC). Lo acompañaron otras cuarenta personas que desde hace unos quince días tenían resuelto ocupar “simbólicamente” ese predio de 2.000 hectáreas durante un par de horas. La actividad contó con el respaldo del PIT-CNT y de FUCVAM, que enviaron varios representantes a la zona. “Éste es un ensayo y además es la última advertencia. La próxima nos metemos con todos los animales para adentro”, advirtió Alejandro Wasem, principal referente del grupo de asalariados rurales y aspirantes a colonos. El Movimiento 10 de Setiembre asegura que las tierras en cuestión están siendo “ilegalmente usufructuadas” desde hace 17 años por dos ingenieros agrónomos montevideanos, que accedieron a dicha adjudicación a través de “amiguismos y acomodos políticos”. Wasem denunció que los colonos Baráibar y Freiría –ambos funcionarios públicos, de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto y del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, respectivamente- “claramente no encajan” en los perfiles establecidos en la Ley de Colonización (11.029).

HASTA LOS HUESOS

La movida del grupo tacuaremboense se realizó al conmemorarse un nuevo aniversario del Reglamento Provisorio de Tierras que José Artigas firmó allá por 1815, y en ese marco se realizaron durante el fin de semana otras actividades vinculadas a la política de tierras, en Paysandú, Colonia y Durazno, de las que participaron representantes del PIT-CNT, la Universidad de la República y grupos locales de aspirantes. En Bella Unión, unos treinta integrantes de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA) también ocuparon en forma simbólica, en ese caso durante unos veinte minutos, un terreno de 700 hectáreas cercano al ingenio de la Compañía Agrícola e Industrial del Norte (CAINSA). El predio pertenece a un prestamista de apellido Almeida que, según afirman desde el sindicato, viene acumulando maquinaria agrícola a paladas en uno de sus galpones, producto de ejecuciones por deudas impagas, en su mayoría durante la crisis de 2002. El dirigente cañero Luis López afirmó: “Y esto también es un comienzo. Porque esta semana vamos a seguir discutiendo los pasos para llegar a una ocupación definitiva. Después si quieren procesar que procesen, pero estamos hablando de por lo menos cien compañeros que van a participar en la movida”. Las expresiones de Wasem durante el improvisado acto en La Lata fueron más o menos en el mismo tono: “Ya que el gobierno no tiene una política de tierras para los trabajadores rurales, nosotros vamos a empezar a tomar los campos que nos corresponden”, advirtió. Un cambio más abajo, el secretario de la Comisión de Asuntos Agrarios del PIT-CNT, Heber Figuerola, afirmó que la llegada de la izquierda al gobierno “generó condiciones diferentes” y que ahora el “principal desafío” para las organizaciones sociales es “construir herramientas para incidir en la toma de decisiones”. “Más allá de sus contradicciones y de que sabemos que los bloques de poder están intactos, hay que entender que este nuevo escenario político también fue construido por los trabajadores”, sostuvo. El representante de la central sindical hizo hincapié en reclamar una “reforma agraria integral” que incluya aspectos como la agroindustria, las cadenas productivas y la educación.

FALSA ALARMA

La decisión de ingresar y ocupar la estancia La Lata se tomó hace unos quince días. La idea era mantener la iniciativa más o menos en secreto, y para eso se convocó formalmente a una “concentración” frente a la céntrica plaza 19 de Abril de la ciudad tacuaremboense. Pero pocos días antes la noticia empezó a correr como reguero de pólvora y algunos trabajadores decidieron no participar en la ocupación. “A tu padre lo van a sacar los milicos a balazos”, le comentó el jueves pasado una compañera de clase a la hija de uno de los integrantes del Movimiento. Lejos de eso, la medida de fuerza se desarrolló con total normalidad. “Viene el capataz, allá viene el capataz”, se empezó a escuchar entre las personas que habían ingresado diez minutos antes a La Lata. A lo lejos se veía venir un jeep verde que había arrancado a todo trapo desde el casco de estancia. La barra esperó en silencio mientras el vehículo se acercaba. El encargado bajó y se produjo el diálogo. “Che, parece que la gente se está cansando y en cualquier momento entramos ya como para quedarnos”, le dice uno de los integrantes del Movimiento 10 de Setiembre. Todas las miradas se dirigieron al recién llegado, quien sorpresivamente comentó: “Y bueno, me parece bien. Espero que ese día no me dejen afuera, porque yo también soy un trabajador”. Entre risas y suspiros de alivio, la conversación siguió en un tono distendido. “¿No podremos ir hasta el casco y hacemos el asado ahí?”, le preguntó otro asalariado al capataz, que respondió con una risa nerviosa. “Tampoco la pavada. Si quieren les puedo traer una parrilla y lo hacen acá en la entrada”, agregó. El empleado del mes se subió de nuevo al jeep para regresar a la casa, pero como para rematarla encajó: “¿Trajeron vino? Porque si quieren les traigo un poco”. El hombre regresó al rato pero sólo con la parrilla y un bidón de agua.

Lucas Silva, desde Tacuarembó.

Colaboración de Miguel Puig.

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