TV de excepción.
No se deslizó por el caño en un baile para el bostezo ni mostró las miserias de su vida en un reality show .
El británico Paul Potts, vendedor de celulares, hijo de un chofer de bus y de una cajera de supermercado, se presentó tímidamente en el reality televisivo Britain s got talent.
La semana pasada ganó más de US$ 200.000; ya tiene su primer trabajo discográfico y cantará frente a la reina de Inglaterra. Antes, había soportado la actitud socarrona de un jurado que suele maltratar a los participantes.
Pero cuando interpretó Nessun Dorma recibió una ovación. "Es usted una gema de diamante", admitió el jurado. Potts es una genuina excepción en un mundo televisivo inundado de aspirantes que sólo consiguen ser mediocres artistas.
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