25 mayo 2007

Miles de uruguayos podrían nacionalizarse si avanza el proyecto de ley del presidente Zapatero

El Gobierno prepara una ley para dar pasaporte español a decenas de miles de nietos de emigrantes españoles
La futura reforme legal beneficiará sobre todo a ciudadanos latinoamericanos
Los consulados en Cuba, Argentina, Venezuela o Brasil temen un alud de peticiones
La norma despierta gran expectación entre un millón de posibles solicitantes

Funcionarios y responsables consulares de Cuba, Argentina, Venezuela o México temen que se produzcan colas de aspirantes al pasaporte español y creen necesarios medios extraordinarios para evitar colapsos
24/05/2007 Actualizada a las 03:31h Corresponsal. La Habana


Fernando García La emigración es una rueda; España lo sabe bien. Y ahora está a punto de cerrarse un ciclo. Si los planes del Gobierno salen adelante tal como están ahora formulados, los nietos de los españoles emigrados hace decenios al exterior podrán reclamar muy pronto la nacionalidad de sus abuelos. Los consulados abiertos en determinados países latinoamericanos prevén grandes aluviones de demandas al respecto. Sólo en Cuba, la legación de Madrid en La Habana estima que hasta seis millones de ciudadanos pueden preguntarse y preguntar si tienen derecho a heredar tardíamente la españolidad en virtud de la ley que prepara el Gobierno, que se pretende aprobar a principios del 2008. Pero los mismos medios consulares y diplomáticos que manejan esa cifra de seis millones de posibles peticionarios en la isla caribeña se apresuran a precisar que, con toda seguridad, la cantidad de personas que efectivamente llegarán a formalizar una solicitud de reconocimiento de su nacionalidad española será muy inferior; los expedientes que habrá que seguir tras su admisión serán menos, y los que concluyan con la concesión del pasaporte se contarán probablemente en decenas de miles. No hay que olvidar las dificultades que muchos solicitantes pueden encontrar a la hora de hallar los documentos acreditativos necesarios. En medios del Gobierno español se rebaja drásticamente la cifra de potenciales peticionarios, situándola en no más de cien mil (véase la página siguiente). Pero el problema inmediato es el del previsible bombardeo de reclamaciones: "No tienen por qué producirse desbordamientos si desde ahora se toman las medidas necesarias para evitarlos", aseguraba ayer un alto funcionario destacado en la capital cubana. Contaba con un argumento, y es que el consulado de La Habana está ya muy bregado en este asunto, pues no en vano acaba de cerrar con éxito - a falta de una pequeña repesca- el plan de choque que hubo de poner en marcha en abril del 2006 para atender 21.000 expedientes de nacionalidad acumulados. El desencadenante de aquel atasco fue una primera reforma del Gobierno que, a partir del 2003, reconoció el derecho de los hijos de españoles - de origen y nacimiento- a optar por la nacionalidad. La nueva reforma legal, consistente en pequeñas pero importantes modificaciones en el Código Civil e incluida en el anteproyecto de ley de Adopción Internacional, introduce dos novedades o ampliaciones esenciales: la extensión de la posibilidad de reclamación a los nietos de abuelo o abuela españoles (con uno vale) y la desaparición de la exigencia de que el padre (o madre) correspondiente naciera en España. El matiz es importante, porque muchos españoles que lo eran por derecho en el momento de nacer y durante su infancia perdieron esa nacionalidad al cumplir la mayoría de edad; el motivo es que habían nacido fuera y entonces no existía la doble nacionalidad. El borrador de la que podría llamarse la ley de los nietos da cumplimiento al mandato recogido en una norma de diciembre del 2006, la ley del Estatuto de los Españoles en el Exterior, que reconoce y protege los derechos de los nacionales residentes fuera del país. En ese sentido, el primer efecto de la nueva reforma - el que percibirán sus beneficiarios- no puede ser más positivo. Otra cosa pueden ser las consecuencias secundarias. Los funcionarios y responsables consulares de Cuba, Argentina, Venezuela o México tienen, y no ocultan, motivos para preocuparse. Las colas de aspirantes al pasaporte español se ven venir. Y no serán fáciles de abordar si no se habilitan los recursos extraordinarios que se precisan para evitar un desastre. No obstante, las fuentes oficiales consultadas insisten: los resultados del citado plan de choque desarrollado en el consulado de La Habana demuestran la posibilidad de encauzar en tiempo razonable gran cantidad de peticiones. Con apenas una decena de funcionarios de refuerzo, la entidad revisó 21.000 expedientes en diez meses. El plan arrojó el reconocimiento de la españolidad a 9.927 ciudadanos residentes en Cuba. El hecho probable de que varios cientos de miles de personas a las que ahora sólo se reconoce su nacionalidad extranjera (básicamente latinoamericanos) adquieran los mismos derechos que cualquier otro español y europeo plantea incógnitas y algún que otro riesgo. Nadie se atreve por ahora a calcular ni de lejos el potencial migratorio de los nietos. Pero la sola posibilidad de que muchos intenten instalarse en España dará que hablar dentro del país y también en Bruselas, donde ya los procesos de regularización de sin papeles han hecho correr ríos de tinta y de reproches. En el caso de Cuba, habrá que ver hasta qué punto las autoridades reconocen la nacionalidad española de los nietos a los que Madrid ya se la ha reconocido. Por ahora, La Habana sólo atiende a la cubanidad de aquellos de sus ciudadanos a los que España también ha empezado a contar entre los suyos.
Fuente: lavanguardia.es

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