21 mayo 2007

Gala de Tango Solidaria

¡QUÉ NOCHE!!!

Cuando llegamos, no había mucha gente. Los compañeros organizadores estaban un poco apenados por la escasa respuesta solidaria; no obstante, tranquilos en cuanto habían hecho lo que debían hacer.
Un par de amigos conejeros nos deleitaron tocando un timple y una guitarra, de manera instrumental.

Comenzó Rudy a cantar sus tangos y simultáneamente empezó a crear un clima muy cálido, casi de complicidad con los asistentes.
El público (nosotros) aplaudía entusiasta, al final de cada tango.
Todos sabemos que el tango tiene mucho de nostalgia y eso precisamente, no nos falta a los no nacidos aquí.
Al reinicio del descanso habitual, la primera sorpresa; José uno de los organizadores, se descuelga con un par de tangos acompañado por Rudy.
El vínculo con la gente va aumentando.
Otra sorpresa es la irrupción en escena de nuestra cuerda de tambores. El repique de las lonjas y madera, ponen de pie a todos, que los reciben con las palmas características.
Y allí Rudy deja los tangos por un rato y aparece “A Don José” cantado o susurrado por la gran mayoría.

A quien escribe se le escaparon algunas gotitas de los ojos.
Luego llegan letras de murgas que tienen mucho de candombe, allí se destaca la cuerda (que cada vez toca mejor), cantan todos los presentes y acompaña un grupo que se forma con las hijas de compatriotas, que saben muy bien cómo se baila esto.
“Araca, la murga compañera”, el homenaje a los barrios de Montevideo que empieza…”Malvín, vieja barriada sin fin”…

A esa altura ya no se sabía quienes actuaban y quienes eran los espectadores.
Otro compañero, Jorge Pereira, sube y canta “La maldición de Malinche”.
Un argentino, Roberto Gasquet, (Que siempre está en todas los eventos que organizan los uruguayos), hizo su aporte con un par de tangos.
Toda la velada fue fotografiada y filmada, por muchas cámaras particulares que pronto darán cuenta de este evento en otras partes.
Debemos resaltar que nos vimos acompañados, por argentinos, checos, gallegos, conejeros y dejo a los colombianos para el final, pues no sólo vinieron varios, sino que se trajeron unas maracas y las incorporaron al candombe, contagiando con alegria y simpatia a todos (gracias Fabian, Wilson y compañeros).
Aquello que empezó tristón, se transformó con el paso de los minutos, en una verdadera fiesta de afectos, calidez, y muchas ganas de compartir.
¡Bravo por todos los presentes!! (Aunque me duelan prendas).
Luis.

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