URUGUAYOS EN LANZAROTE

CANARIOS EN CHILE

ELFIDIO ALONSO

Ayer presentamos en el Estadio Español, de la capital chilena, el libro Los canarios del lago Budi, de Maribel Lacave (Ediciones Idea, Tenerife, 2006), una obra indispensable para conocer si los canarios también llegaron a este maravilloso país con propósitos colonizadores y fundacionales, como así ocurrió en los casos de Montevideo y Texas, dos casos bien conocidos de todos a través de algunas monografías publicadas.

La misma pregunta se la hizo la autora, canaria de nacimiento (1951), nada más llegar a Chile: "Me propuse rastrear las posibles huellas canarias hasta entonces, al parecer, inexistentes".En efecto: hasta el momento se conocían los nombres de Ginebra de Seixas, esposa del almirante Pastene; de Juan de Jaraquemada, nacido en Canarias en 1590 y que luego sería regidor de Santiago en 1626; de Juan de Jaraquemada, natural de Telde, que llegó a ser virrey gobernador de Chile; Andrés García Acosta, más conocido como Fray Andresito, nacido en Fuerteventura en 1800, otro de los clérigos oriundos de Canarias que desarrollaron admirables tareas de apostolado, siempre al lado de los débiles y necesitados, como fueron el padre Anchieta, el hermano Pedro o el obispo Jacinto Vera, de tan grato recuerdo en Uruguay.
Sin embargo, faltaba conocer si hubo alguna colonización colectiva por parte de los canarios en Chile, al estilo de la que originó la fundación de Montevideo en el siglo XVIII; o bien expediciones como las de Texas o Louisiana, que han cobrado en los últimos años gran notoriedad, gracias a los excelentes trabajos publicados por Armando Curbelo y Manuel Hernández, nuestros buenos amigos.
La autora de Los canarios del lago Budi también demuestra que nuestros paisanos alcanzaron Chile en misiones colonizadoras, contratados por el Gobierno de aquel país a través de compañías privadas, que acabaron por llevarse la mayor tajada de la operación, como se demuestra con hechos palpables que describe Maribel Lacave con lógico resentimiento: "Y es que a pesar de las promesas que la empresa de colonización les había hecho en Las Palmas antes de embarcar, la realidad con que los canarios se encontraron a su llegada al lago Budi acabó con sus sueños en muy poco tiempo".En efecto; los canarios fueron tratados como esclavos en sus labores campesinas y explotados por las compañías colonizadoras, que sólo les daban una especie de boletos para poder comprar los bienes de consumo en las mismas tiendas que habían instalado la empresa que llevó a cabo el traslado desde el puerto de La Luz, a comienzos del pasado siglo.
Entre 1903 y 1905 se calcula que fueron entregadas a la empresa más de 60.000 hectáreas, de las que sólo 8.000 fueron dadas a los colonos.
Muchos canarios fueron encarcelados cuando intentaron huir, acusados de estafa, pues la empresa les exigió la devolución de los gastos de transporte que habían invertido en el viaje a Chile.
De ahí que la autora señale que la emigración de las 88 familias a este país cuente con características diferenciales, por ser uno de los pocos colectivos de emigrantes que se alzó contra la situación de esclavitud, así como la solidaridad que mostraron los canarios con los mapuches, igualmente marginados en sus reservas.Hoy la canción que ilustra el comentario la pone en décimas uno de aquellos canarios, llamado Domingo García Betancourt, que escribió desde la cárcel los versos siguientes:
"Salimos de un país sano,
reino de felicidad,
y venimos a llegar
al Budi, y el lobo hambriento,
allí esperaba sediento
las ovejas esquilar.
Esto debía de dar
sus muy malos resultados.
Hoy me encuentro encarcelado
lleno de mil reflexiones,
que han podido los bribones
sumirme en la oscuridad".

Fuente: laprovincia.es