12 julio 2006

TRATADO DE 1870










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UN 19 DE JULIO DE 1870,UN TRATADO, DOS NACIONES HERMANADAS.
Hoy hace exactamente 136 años que se firmaba el Tratado de Paz y Amistad entre España y Uruguay. El primero: un reino en ese entonces convulsionado por la revolución de 1868, de camino a su 1era República (la Reina Isabel II en el exilio) y a las puertas del declive que le llevaría finalmente a perder sus últimas colonias; al fin de su Imperio. El segundo: un ‘flamante’ país con muchas ganas de crecer, de encontrar ‘su lugar en el mundo’. Ambos, desde sus circunstancias, se hermanaban en la solidaridad y daban ese paso firme hacia un apoyo incondicional y esperanzador... Años más tarde, llegaron momentos convulsos para la más antigua de esas naciones. Vivirían entonces una de esas páginas que nunca debieron escribirse: La Guerra Civil española y el lamentable franquismo. Envuelta en tramas de violencia e injusticias, la ‘Tierra de España’ (como la denominó Hemingway en el documental homónimo calificado como el mejor jamás realizado sobre ese conflicto bélico) forzó a muchos de sus ‘hijos’ a tomar la decisión de emigrar. Fue entonces cuando el pequeño de los dos países abrió sus puertas fraternalmente para acoger sin miramientos a quienes huían de tan terrible destino. En el Río de la Plata, se enjugaron sus lágrimas y sus anhelos perdidos; y se consolaron, de algún modo, con la calidez de sus anfitriones que trataron de hacerles sentir ‘suyo’ también aquel pequeño rincón verde del planeta. Allí anidaron; allí se casaron, nacieron sus hijos y sus nietos; allí echaron raíces. Hoy, el devenir de las Economías ha obligado a la Historia a ‘pegar la vuelta’. Ahora son muchos de los nativos del territorio ‘oriental’ quienes deben optar por ‘levantar vuelo’ hacia horizontes lejanos. En este terrible ‘deja vù’ histórico, dejan atrás las mismas cosas, padecen las mismas emociones, las mismas inseguridades; aquellas que muchos de sus mayores hubieron de vivir cuando abandonaban su querida tierra. Hoy, con las mismas ilusiones y ansias de reconstruir sus vidas rotas por las coyunturas sociales y materiales, llegan ‘famélicos’ de una supervivencia digna; ilusionados como niños chicos con la promesa ‘del allí todo puede ser’; en definitiva, confiados ciegamente en el ‘amparo recíproco’ de aquel histórico hermanamiento…..Pero ya no es lo mismo. El tiempo pasó y, al parecer, en las cabezas de algunos de los que ahora están ‘al mando’ ha hecho mella, al menos en sus memorias. Y eso que muchos de ellos son los nietos de aquellos que un nefasto 18 de julio (fecha patria en su futuro hogar) pero de 1936 veían nacer el agobio de la dictadura española, y con ello la derrota en la lucha por conservar las libertades y los derechos. Hoy, la España socialista, reivindica la memoria y los valores de esos ‘vencidos’, y propone escribir de nuevo la Historia, esta vez con ‘la voz de todas las campanas’. ¡Qué trágica ironía sería comprobar que los herederos de aquellos ideales de justicia, por los que pelearon y murieron sus ancestros, los oculten silenciosos a la hora de tener que aplicarlos a los hermanos americanos que acogieron a sus abuelos! Cuando se trata de reconocer la vigencia del ‘adormecido’ Tratado de 1870 algunos Tribunales locales españoles (más de 150) parecen no haber caído en el dañino letargo, pero aún debe pronunciarse la voz del Tribunal Supremo ‘que todo lo regula’. Y entonces la pregunta que ronda entre los uruguayos, sobre todo entre los injustamente llamados “ilegales”...¿Despertará? Ante la aparente indiferencia y frialdad de algunos gobernantes (españoles y – lamentable e incomprensiblemente - también algunos uruguayos) cabe reflexionar: ¿Será la modernidad tirana la que invita al olvido? ¿Serán las ambiciones ‘globalizantes’ que obligan a ceder ante ello? ¿Será que ya no está de moda ser fiel a la palabra dada (incluso escrita de puño y letra), o ser justo y solidario? Sea por lo que fuere, hoy por hoy, no es la acogedora ‘madre patria’ la que recibe a esos ‘orientales’ que en su sangre llevan mucho mas ‘herencia’ de la que se les niega. De momento, (y esperemos que sea sólo una cuestión de poco tiempo) vivimos la pesadilla de ‘la madrastra mala’ que nos recibe en su reino. Ojalá nos pase como en los cuentos de hadas: que finalmente llega el día en que se despiertan del mal sueño. Al menos que así sea en honor a los esfuerzos de las ‘víctimas’ que vivieron y ‘viven’ con el ideal solidario como bandera: las del Hoy, y sin duda las del Ayer. Para que estos 136 años no hayan sido en vano….Por mis abuelos y los tuyos…por vos, por mi ...y por nuestros hijos… para que podamos darle a esta historia el final feliz que todos nos merecemos.
¡Exijamos la vigencia del tratado de Paz Y Amistad entre España y Uruguay firmado en 1870!
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