LAS POLÍTICAS DE INMIGRACION DEBEN LLEVARSE A CABO CON LA CABEZA, BASTANTE CON EL CORAZÓN Y NUNCA CON LAS TRIPAS
Zapatero-inmigracion 17-09-2006.
Zapatero defiende política inmigración con cabeza, no con tripas.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, defendió hoy, en su discurso de clausura de la Convención Política del PSOE, que las políticas de inmigración deben llevarse a cabo 'con la cabeza, bastante con el corazón y nunca con las tripas', sobre todo, dijo, 'con las de algunos'.
COMENTARIO: "Las políticas de inmigración hay que hacerlas teniendo en cuenta " la memoría histórica, las entrañas solidarias, la visión de futuro y sabor de boca que deja la multiculturalidad".
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COMUNICADO DE PRENSA ENTREGADO AL SR. JOSE LUIS
A todas las fuerzas políticas en general
y a las Canarias en particular:
Quienes suscriben, integrantes de asociaciones, comisiones y casas que agrupan ciudadanos uruguayos en todas y cada una de las Islas Canarias, desean expresar su preocupación por la dilación de las autoridades del poder ejecutivo español, en tomar una posición definitiva, sobre el tratado de Paz y Amistad que firmaron Uruguay y España en el año 1870, y que fuera ratificado en el año 1992.
“Este tratado no ha sido denunciado por ninguna de las partes, manteniendo su plena vigencia jurídica” (sic), tal cual lo expresa Don Eduardo Zaplana Hernández-Soro, Portavoz del grupo Parlamentario Popular en el Congreso, el día 20 de octubre de 2005. Generando por parte de éstos, una Proposición no de Ley, la cual reza: “El Estado español procederá al reconocimiento de los derechos singulares que el Tratado de 1870 reconoce a los uruguayos residentes en España mediante la aplicación directa de este convenio internacional o articulando mecanismos a pactar entre ambas partes, que signifiquen la aplicación extensiva de derechos respecto a lo actualmente aplicado por la Administración española a los ciudadanos mencionados”. El día 21 de diciembre del mismo año, fue tratado por la Comisión de Asuntos Exteriores, donde recibió el reconocimiento y aprobación por unanimidad, otorgándose un plazo de 4 (cuatro) meses, para expedirse y “resolver definitivamente el tema” (sic).
Hoy, a cuatro meses de la fecha en la cual el gobierno español se comprometió a expedirse, data que fue marcada por unanimidad, con la aprobación explicita de todos sus representantes políticos, sin excepción; el colectivo uruguayo continúa esperando. Espera y desespera, por que su situación continúa igual, y en algunos casos, peor. Espera y pregunta, ¿si existe un tratado vigente, el cual debería ampararnos del mismo modo que amparó a todos los españoles que recibió nuestro país?, ¿por qué es diferente para nosotros?, ¿dónde está la reciprocidad?. ¿Si un país piensa en crecer hasta convertirse en uno que sea capaz de enorgullecer y enorgullecerse?, ¿sobre que bases, si no las del respeto, la fraternidad y la equidad debería estar construido?. ¿Si se habla de una alianza de las civilizaciones y nos damos cuenta que somos nosotros, los latinoamericanos, la semilla española?, ¿como piensan aliarse con el resto del mundo?.
Complicada la tienen para intentarlo por este camino. No queremos ser parte de un problema, sino parte de la solución, que se debe buscar entre los afectados, representados por Faycues y los gobiernos de España y Uruguay.
Es el deseo de los grupos abajo firmantes, comunicar al público en general y sensibilizar a los representantes políticos, el deseo, para que de una vez por todas, el gobierno tome la definitiva resolución de reconocer el vigente tratado de 1870, tratado que era y es, de paz y amistad. Elementos que no queremos que sean solo palabras, si no que se marquen por los hechos, de los que fueron agraciados participes nuestros abuelos.
A eso apelamos, a la mejor memoria de España.
Sin otro particular.
Casa Uruguay-Tenerife.
Asociación Las Palmas.
Casa Uruguay Lanzarote.
Colectivo uruguayos en Fuerteventura.
Fruto de esa política sería el envío de dos expediciones de 25 y 30 familias canarias que, en unión de unas pocas procedentes de Buenos Aires, darían pie a la fundación de Montevideo.
Los pobladores canarios formaron en Montevideo un ayuntamiento. Pero no fueron beneficiados de forma proporcional a su número en el reparto de la propiedad de la tierra. Peninsulares o bonaerenses acaparaban grandes latifundios ganaderos y obstaculizaban la difusión de la pequeña propiedad agrícola.
Desde los primeros años del siglo XIX, un comerciante santacrucero establecido en Arrecife, Francisco Aguilar, fletó una expedición de 200 lanzaroteños rumbo a Montevideo. Con ella comenzó un período de intensa emigración desde Lanzarote y Fuerteventura hacia ese destino, no interrumpida por los avatares bélicos por los que atravesó la naciente República.
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